martes, 16 de junio de 2020

Vida

No soy la misma persona que era ayer y espero que mañana no sea la misma que soy hoy.
El tiempo ha pasado con relativa rapidez. Sigo persiguiendo sueños de infancia, creando nuevos, compartiendo vivencias con amigos de toda la vida y conociendo gente nueva.
Mi línea de medida ya no son mis cumpleaños, son sus sonrisas sus días, sus logros.
Me advirtieron que cuando él, abarcara mis horas hasta fundirse en años, esto pasaría.
Mi vida ha cambiado a la par que yo, no he sido perfecta, he metido la pata, me he equivocado a la hora de afrontar algunos aspectos de mi vida, he hecho daño a personas que nunca quise dañar, he hecho lo que me hicieron y he sentido el dolor en mis carnes...
No me arrepiento de nada, los momentos felices se quedan como abrazos en el aire, los malos como heridas en la piel. Ambos crean arrugas y canas, reflejo de que vivo intensamente, de que sigo aquí.
De que merece la pena cada bocanada, de que queda camino por andar, sueños que perseguir, lugares que conocer. 
Ya no me cuesta mirarme al espejo, los ojos siguen siendo de niña abuela, mientras ellos sigan ahí lo demás no importa. 
Sigo queriendo hasta arder en llamas y cuando el fuego hace rescoldos constantes es cuando calienta pero no muere. 
Las palabras vuelven a la punta de los dedos... 
Hola de nuevo 
 



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