Silencio. Cuando tu apareces una noche mal y me hablas y me buscas y me pides perdón por desaparecer para volver hacer lo mismo y yo acabo autodestuyendome. Sabiendo que seguiré esperando a mi amigo como una idiota y que seguiré perdonándole a él lo que no me perdono a mi.
Silencio. Cuando quiero a personas distintas por el pecado que es, porque no se soportan, no se pueden ver y me dejan a mi en mitad partiéndome en mil cachos una y otra vez.
Silencio. Cuando me engaño ami misma diciéndome que no importa a quien venda mi cuerpo por una muestra de afecto, no traiciono a nadie. La verdad, me traiciono a mi.
Silencio. Cuando ansío gritar a los cuatro viento lo que acepte un 19 de abril y callo, y no soy capaz de saber porque he de callarlo o preguntarlo.
Silencio. Cuando las pocas chicas a las que considero amigas me traicionan y tras hablar con otras descubres un mundo nuevo y porque no nuevas amigas.
Silencio. Cuando la rabia me consume y quiero pegarte un puñetazo con la sutileza de una apisonadora.
Silencio. Cuando hablo y me dices es que no hablas.
Silencio. Cuando el estudio me consume.
Silencio. Cuando a todos nos dices que es que el otro se cree que es el único que tiene problemas.
Silencio. Cuando propagas mi vida o tu interpretación de la misma una y otra vez sin mirar a quien puedes dañar.
Silencio. Porque es más sano para todo el mundo y no para mi.
Silencio. Cuando se supone que yo ignoro.
Seguiré guardando silencio, seguiré aguantando, algunas cosas porque merecen la pena, otras por todo lo contrario.
Algunos porque importan más las cosas buenas que las malas, otras justo lo contrario.
Porque vivo mejor con una sonrisa en la cara.
Pero que guarde silencio no significa que no me importe, que no lo sepa, solo significa que estoy a gusto con quien soy.
Con lo bueno, con lo malo, con todo, soy feliz conmigo.
