lunes, 25 de abril de 2016

Una cosa útil

Hay determinadas cosas que no esperas escuchar nunca de determinadas personas.
Ya sea porque te han enseñado desde la infancia que la familia te querrá, ya sea porque te han inculcado una cultura de respeto, esfuerzo y aprecio, ya sea porque tienes la absurda creencia de que la gente es buena.
Poco a poco, descubres que los reyes son los padres, que el ratoncito perez nunca existió, que una cosas es querer y otra es la obligación que impulsa el día a día.
Que las cosas se hacen porque hay que hacerlas, que lo importante es la imagen que das al mundo, no lo que eres o quieras ser, que da igual lo correcto sino es lo esperado y da igual lo esperado si no es en concreto lo que ellos quieren.
Pasamos por fases, de intentar encajar, impresionara al grupo de turno/chico/ padres de estudiar, trabajar, de no ser una carga sino una ayuda.
De avanzar, de fundar tu propio hogar, buscamos la compañía de esa persona que nos reciba con una sonrisa o una caricia tierna.
Y en medio de tanta vorágine de cosas, un día, sin motivo aparente despiertas.
Te dicen que eres una cosa útil, un objeto.
Ahora está en tu mano que haces con dicha información, con todo eso que tienes encima, con todos esos propósitos.
Tú decides que quieres ser, ver o como enfrentarte a ello.
En mi caso, vamos a vivir.
Ya no espero nada de nadie.
Ni espero cumplir lo que nadie espere de mí.
Acéptenlo o no, da igual.
Por la mañana la única persona que se que está soy yo


Raquel o Alai

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