miércoles, 27 de agosto de 2014

El amor duele

Hace un par de días en uno de los libros que me leí, no recuerdo cual, uno de los personajes tenía tatuado esa frase. 
El amor duele.
Duele porque dejamos una puerta abierta a nuestro mundo, no a quien representamos ser delante de la sociedad, de nuestros amigos y muchas veces de nosotros mismo delante del espejo.
Nos acomodamos en la realidad del día a día, en lo que la sociedad declara adecuado o no. Es como ese anuncio de ING Direct que nos recuerda lo que se espera de antemano de nosotros, ayudándose de lo que nadie admite en alto para hacer exactamente lo mismo, vendernos algo.
Pero a veces, cuando no lo esperamos, BAM, nos enamoramos.
Lo que hasta ese momento podía ser políticamente correcto deja de serlo, no nos importa queremos ser mejores, queremos merecer el amor que damos, que nos amen como nosotros lo amamos. Perdonar esos fallos que todos tenemos, que nos acepten en lo bueno y en lo malo,que nos permitan creer en cuentos, en hadas, en cosas mejores pero duele.
Duele, somos humanos, fallamos. 
Queremos que nos perdonen lo que nosotros no perdonamos, queremos pasar página empezar de cero pero somos los primeros en no hacerlo, queremos que alguien nos quiera incondicionalmente sin restricciones, sin importar nuestro sexo, nuestro color de piel, si nos sobran kilos o somos un palillo...
Siempre queremos.
Pero lo difícil es dar.
Permitir que la gente que amamos vuele, que no este con nosotros, no ser egoístas y aunque nos duela dejar que las personas de las que nos enamoramos sigan siendo eso, las personas de las que nos enamoramos.
He mentido por amor y seguramente lo volveré hacer.
He llorado por amor, y lo volveré hacer.
Haré mil locuras por amor, una y otra vez, sin parar, aunque duela.
Porque el amor duele, admitir que no somos perfectos duele.
Aún así merece la pena.

El amor duele y aún así amo.

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