Tras días sin verte vienes a buscarme, me rescatas del tedio de tardes de estudios intensivas.
Salimos, aunque dicen que no es aconsejable.
Discutimos si playa o montaña, nos lo jugamos a pierda, papel o tijeras.
Gano yo, playa.
El oleaje embravecido salpica tu chaqueta de cuero y enreda mi pelo con el tuyo.
No sabemos que nos empapa más, la lluvia o la mar.
Apoyados espalda contra espalada, revivimos momentos.
Aquella vez que nos fugamos de casa para conquistar el mundo y llegamos a la plaza de la esquina por falta de provisiones, cuando colándote por mi ventana mis padres casi te pillan, cuando cogí a tú hijo en brazos, me sonrío, y tu te pusiste a decirme que te había robado su primera sonrisa.
Somos mayores y niños, hemos crecido, el DNI nos recuerda que ya hay un dos delante de otro número, estamos empapados.
Entre risas nos quitamos la ropa y vamos a nadar, total no nos vamos a secar.
La luna sale de entre las nubes a saludarnos, nuestra risa llega hasta la costa mecida en el viento.
Ya en la moto vamos camino a tu casa, nos secamos con mantas, nos votamos en la alfombra y nos turnamos para leernos páginas de aquel viejo libro.
Sin darnos cuenta nos dejamos dormir.
De madrugada me devuelves a casa, no sabemos cuando nos volveremos a ver, pasaran días, meses o tal vez años.
Te doy un regalo, algo mio.
Te desdibujas ya a lo lejos, pero cuando las gotas de lluvia impactan en mi ventana me acuerdo de aquella tarde, te escribo un mensaje que contestas cuando puedes y nos sacamos una sonrisa.
Creamos nuevos momentos a través de líneas de teléfono.
Saludos viejo amigo.
Firmado:Yo